Neuroarquitectura una arquitectura para los sentidos:
Imagen generada con AI.
La neuroarquitectura es la rama de la arquitectura que busca aplicar la neurociencia al diseño del espacio y entender cómo el entorno modifica las emociones de las personas que lo habitan. Su misión radica en la mejora de la calidad de vida; sus raíces se encuentran en la teoría de que las viviendas, los lugares de trabajo y los centros de ocio juegan un papel fundamental en el bienestar.
Aunque es una disciplina joven, es difícil poner fecha a su surgimiento. El arquitecto Richard Neutra llevó a cabo una de sus primeras formulaciones contemporáneas en los años 50. Afirmaba que la arquitectura debía apuntar a satisfacer las necesidades neurológicas de sus usuarios. En la misma década, el biólogo Jonas Salk afirmó que la paz y la tranquilidad de la Basílica de San Francisco de Asís en Italia habían sido claves para encontrar la solución final a su gran descubrimiento: la vacuna contra la polio.
Años más tarde, en California, en 1965, Salk, junto al arquitecto Louis Kahn, creó un centro científico para fomentar la creatividad. Así, con la creación del Instituto Salk, se sentaron las bases asociando el espacio a la productividad. Louis Kahn, el famoso arquitecto, era conocido como “El Maestro de la Luz”: su arquitectura estaba marcada por la luz y las sombras.
Décadas más tarde, con el cambio de milenio, Fred Gage, neurocientífico del Instituto Salk, creó The Academy of Neuroscience for Architecture en San Diego, un centro dedicado a investigar cómo el entorno influye en nuestro cerebro. Gage fue quien inventó el término “neuroarquitectura” y quien afirmó que “los cambios en el entorno afectan a nuestro cerebro y, por extensión, cambian nuestro comportamiento”. Parece lógico, pues, que en los últimos años la neurociencia se haya convertido en una gran aliada de la arquitectura.
"Los cambios en el entorno afectan a nuestro cerebro y, por extensión, a nuestro comportamiento".
— Fred Gage
La luz puede aportar poder a la arquitectura, afectando al espacio interior y a la atmósfera. Cada vez se construyen más edificios transparentes en todo el mundo, junto con instalaciones de LED que refuerzan la impresión de que la luz elimina toda relevancia de las sombras.
La luz es un parámetro importante para que los seres humanos perciban los espacios que los rodean, y el carácter de la luz en un espacio determinado puede influir en nuestro estado de ánimo y bienestar. La luz describe nuestros entornos, y la luz y la sombra nos hablan de la forma, los materiales, la textura, el ritmo y la historia. Diseñar edificios es trabajar con la forma y la luz. Trabajar con una abertura de luz es diseñar no solo la iluminación del espacio, sino también su apariencia y atmósfera.
El interior es el reverso del exterior y el lugar donde se forma la atmósfera y el carácter del espacio. Una abertura de luz no es simplemente un comunicador de la iluminación exterior, sino probablemente el elemento más importante en la planificación del entorno visual de un espacio.
El carácter de la luz del día (su intensidad, dirección y color) influye en cómo se acentúan y perciben los espacios y los objetos. Estos parámetros son bien conocidos de la naturaleza, como cuando el sol cambia de dirección, intensidad y color a lo largo del día. La mayoría de los humanos saben de memoria cómo cambia su entorno según los cambios en el carácter de la luz; por ejemplo, cómo cambian de carácter los espacios y los objetos cuando las nubes cubren el sol, creando una luz diurna difusa donde las sombras se disuelven en un segundo. Del mismo modo, los humanos percibimos la dinámica del cambio de luz en condiciones climáticas dinámicas y cuando, por ejemplo, una copa de un árbol filtra el sol y la claraboya para crear una luz moteada fluctuante. Los humanos percibimos estos cambios principalmente a través de los ojos y el cerebro, y la mayoría de las veces nos recuerdan la cercanía a la naturaleza y a los orígenes.
El hecho de que las personas pasen cada vez más tiempo en entornos iluminados artificialmente hace que valga la pena y sea esencial desarrollar estrategias que garanticen que dichos entornos puedan seguir estimulando positivamente nuestros sentidos y mejorar nuestra sensación de vivir en conexión con la naturaleza. En este sentido, la luz desempeña un papel importante y es fundamental que las ideas y los conceptos arquitectónicos empleen estrategias para el uso de la luz natural y la iluminación artificial. Una estrategia de iluminación debe servir como un concepto principal y orientador que establezca una jerarquía entre la iluminación natural y los elementos de iluminación artificial. Una estrategia de iluminación ayuda a integrar la iluminación en los edificios de forma natural de modo que, además de satisfacer las necesidades funcionales, la iluminación ayude a aclarar y refinar los espacios, crear atmósferas inspiradoras e influir positivamente en las experiencias y los niveles de confort.
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La luz es una característica del entorno que puede alterar la percepción del color de los elementos que contiene, y los colores pueden afectar a nuestro comportamiento. Los seres humanos somos extremadamente sensibles a las características de nuestro entorno físico, y es exactamente así como las ideas moldean nuestro comportamiento.
Recientemente, los científicos han estudiado la relación entre nuestro entorno y el efecto que tiene sobre nuestro cerebro, y han acuñado el término «neuroarquitectura». Se ha utilizado durante un tiempo en el diseño de edificios comerciales, como hospitales y oficinas, para ayudar a crear un entorno relajante. Sin embargo, ahora los diseñadores están empezando a aplicarlo al ámbito doméstico. Aunque siempre hemos sabido que ciertos edificios pueden generar una determinada respuesta (pensemos en entrar en una catedral, por ejemplo), ahora los científicos tienen acceso a modelos de realidad virtual y a un conjunto complejo de herramientas para medir las respuestas, lo que les ha permitido refinar sus resultados. Cuando entramos en una nueva habitación por primera vez, nuestro cerebro realiza inmediatamente una evaluación y construye un «mapa cognitivo». Este incluirá varios factores; por ejemplo, es posible que subconscientemente notemos la falta de ventanas y la consideremos amenazante. Estas señales se transmitirán a nuestro cuerpo y comenzaremos a reaccionar físicamente relajándonos o poniéndonos tensos.
¿Cómo pueden los arquitectos crear espacios más humanos que respeten nuestro ritmo biológico? El diseño de edificios y ciudades debe incorporar los conocimientos de la neuroarquitectura, especialmente en el caso de espacios de permanencia prolongada. Es necesario que el cerebro reconozca el paso del tiempo a lo largo del día para poder regular nuestro ciclo circadiano. Por eso son tan importantes las ventanas, que permiten a las personas que se encuentran dentro de los edificios notar los cambios en el cielo según la hora. Por otro lado, para el diseño de iluminación artificial es importante saber que, si bien las luces frías pueden ofrecer una iluminación adecuada y mantener los niveles de atención, también pueden engañar a nuestro cerebro y alterar nuestro sistema circadiano en función de cómo se utilicen.
Está claro que la luz tiene un papel fundamental en nuestra salud. Es el puente que une el mundo exterior con nuestro cerebro, ayudando a que nuestro ciclo circadiano se regule según el entorno en el que nos encontremos. La invención de la lámpara eléctrica nos permitió alargar el día, pero nuestro cerebro no está programado para ello. Por tanto, dicha prolongación, a largo plazo, puede provocar daños cerebrales, afectando a nuestra salud física y mental. Por eso es tan importante que los arquitectos y neuroarquitectos prestemos atención a esta cuestión. A medida que la sociedad crea espacios más humanos que respetan nuestro ritmo biológico, colaboramos para que las personas sean más felices y saludables.
La reproducción cromática es la capacidad de una fuente de luz de reproducir el color de un objeto con la misma fidelidad que lo haría la luz natural. Se trata de una cualidad esencial, ya que reconocer estas características conlleva un valor adaptativo para nosotros los seres humanos, lo que ha demostrado ser un mecanismo útil de supervivencia a lo largo de la historia de nuestra evolución. El impacto de la reproducción cromática en la eficiencia y la satisfacción laboral aún no está claro.
Los efectos de la luz, en especial la luz cálida frente a la fría, actúan como inductores del estado de ánimo, de modo que estimulan un determinado tono y, en consecuencia, mejoran la eficiencia laboral. Esto es especialmente cierto en el caso de las mujeres, que son más sensibles que los hombres a las condiciones ambientales que favorecen los tonos positivos, como los tonos cálidos de luz.
El diseño de iluminación es seguramente un tema más complejo de lo que parece porque, a diferencia de otros elementos de un ambiente interior, la iluminación artificial se alterna y cambia en relación con la luz natural que entra por las ventanas o con los materiales del interior del espacio. Ya no basta con iluminar una estancia, hay que estudiar la iluminación para crear la mayor cantidad posible de luz natural.
Nuestro reloj biológico necesita de los indicadores de luz adecuados para funcionar correctamente, lo que significa que necesitamos recibir la cantidad exacta de luz que nuestro cuerpo demanda a lo largo del día. Sin embargo, no es solo una cuestión de cantidad, sino también de intensidad de la luz. Los espacios sobreiluminados también tienen un efecto inductor de estrés. Un ambiente bien iluminado se diseña en función de las características del sistema visual, de la luz y de los materiales o acabados del interior del ambiente. La visión periférica transmite profundidad a los espacios, resalta las proporciones de los elementos del entorno y atrae la atención hacia objetos y materiales creando contrastes con sombras o deslumbramientos.
Todos estos estímulos de la percepción nos ayudan a desarrollar un sentido de conciencia, que es un sentimiento de identidad. De ahí nuestra necesidad de un nuevo tipo de iluminación que ya no sólo ilumine un espacio, sino que favorezca el vínculo biofílico Hombre-Naturaleza y las necesidades regenerativas personales. Puede que no seamos conscientes de ello, pero nuestra respuesta preferencial hacia los ambientes interiores está influenciada precisamente por el vínculo biofílico entre el hombre y la naturaleza y por nuestra necesidad de regeneración psicofísica. La biofilia es la atracción innata que tenemos hacia la naturaleza y todo aquello que nos la recuerda. Cuando nos encontramos en un entorno, inconscientemente empezamos a buscar características del entorno natural: cuantos más elementos reconocemos, más nos gusta ese entorno.
Neuroarquitectura, una arquitectura para los sentidos: el sentido de la luz
Nuestra preferencia por determinados espacios interiores está influenciada por nuestra percepción de regeneración. Elegimos en función del nivel de bienestar que nos ofrece el entorno, en términos de regeneración del cansancio mental y del estrés psicofísico. El bienestar psicofísico requiere una luz que varíe a lo largo del día, al igual que las diferentes tareas que debemos realizar. La luz artificial no puede sustituir a la luz natural, pero puede ser una gran aliada para mantener y estimular el bienestar psicofísico, cuando se estudia y diseña siguiendo los principios de la biofilia.
La luz debe apoyar nuestra necesidad de comprender y explorar nuestro entorno. Ciertas características del entorno, como su coherencia, complejidad y misterio, pueden ayudar en estos procesos, especialmente si se aprovechan sabiamente con la iluminación adecuada. El confort visual es el nivel de regeneración que otorga la luz artificial, y a menudo se pasa por alto cuando los proyectos arquitectónicos ignoran la importancia del vínculo biofílico entre el hombre y la naturaleza para el diseño de interiores. Cuando experimentamos un entorno, “el todo es algo más que la suma de sus partes”, ya que todos los elementos individuales interactúan entre sí.
La iluminación juega un papel fundamental en el entorno, ya que, a diferencia de otros elementos, actúa directamente sobre el aspecto afectivo-emocional, condicionando nuestra preferencia por ese mismo entorno y nuestra percepción de regeneración inmediata. Por ello, resulta imprescindible estudiar con detenimiento la dimensión regenerativa de la luz en la realización de diferentes proyectos arquitectónicos y diseñar un esquema de iluminación no en función de su finalidad primaria, del estilo de la decoración o del mobiliario, sino de la relación biofílica Hombre-Naturaleza.
De esta manera, el diseño de la iluminación se convierte en una cuestión de salud, ya que tiene una influencia directa en el bienestar psicofísico humano. Sin embargo, no debe pasarse por alto la importancia de la visión periférica y el papel funcional que juegan las sombras. El hombre ha evolucionado en un entorno que necesitaba ser explorado. Un esquema de iluminación enfocado directamente sobre objetos o superficies sólo favorece la visión foveal humana y no refleja las condiciones originales en las que se desarrolló nuestra vista. Sobre todo, no beneficia la visión “exploradora” que guió a nuestros antepasados en el proceso de descubrimiento de su entorno natural. También en interiores es importante favorecer la visión periférica, y esto se puede conseguir gracias a una iluminación que varíe su intensidad en diferentes puntos del entorno.
Neuroarquitectura, una arquitectura para los sentidos: el sentido de la luz
El carácter de la luz y la forma en que se utiliza y controla es vital para el bienestar humano. El pensamiento holístico sobre el uso conjunto de la luz natural y la iluminación artificial puede aumentar la calidad de nuestro entorno y satisfacer las diferentes demandas de los estilos de vida en constante cambio. La clave es equilibrar y controlar la luz en un ritmo y una variación que nos hagan sentir una dinámica sin distraernos ni estresar la mente y el cuerpo. La iluminación con un cambio equilibrado de intensidades y colores de luz nos recuerda que estamos en conexión con la naturaleza, al mismo tiempo que estimula nuestros sentidos, eleva nuestro estado de ánimo y mejora el bienestar general.
Referencias:
Davila, Juan. (2022). Neuroarchitecture, an Architecture for the Senses: The Sense of Light. designing lighting.
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